En la multitud, puedo apreciar algo diferente, algo que me saca de la monotonía del día a día, de ver las mismas caras que nunca ofrecen una sonrisa amable, o que si la ofrecen no es sincera.
En la lejania se puede observar un brillo.
Algo especial, diferente, único.
Algo que me impulsa a seguir adelante, evitando a las personas que alrededor mia, que me oprimen privandome de lo que necesito para vivir.
Esa luz me llama, me invita a ir con ella y yo no puedo negarme, tengo que ir.
Empiezo a correr entre la gran masa de gente que me impiden el paso, intentando retenerme junto a ella.. pero tengo que llegar, sea como sea.
Cada vez queda menos pero el camino se hace más difícil... unos pasos más y llegaré...
Y de repente, cuando la luz me golpea en la cara, todo lo demás desaparece, no veo a la multitud de personas que se quedaron trás de mi, solo veo mi luz... que proviene de él.
Él, con una sonrisa en la boca, me tiende la mano y me ayuda a caminar, me cura las heridas producidas por el camino..
No hay nadie que no sea él para mi, nadie existe sino el.
Mi luz, mi razón.
De repente despierto en mi habitación, son las tres de la madrugada. Voy corriendo a por mi movil pero no hay nada nuevo, ninguna llamada, ningún mensaje...
Claro, todo era un sueño.
Él, la perfección, nunca se podria fijar en un ser tan imperfecto como yo.
Es imposible, ni siquiera conoce mi existencia.
Me tomo una pastilla para conciliar el sueño, y me acuesto con la ilusión de que mañana sea un día mejor, de que mañana mis sueños se cumplan, de que mañana...
Y me quedo dormida, como una niña pequeña en el regazo de su madre.
lunes, 25 de enero de 2010
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